La necesidad de Rastros Certificados en Oaxaca

Misael Sánchez
En Oaxaca, la garantía de una carne certificada ha sido una preocupación constante, señalando una ausencia significativa de Rastros Tipo Inspección Federal (TIF) que garanticen la calidad de este producto de primera para los consumidores.
Dentro de las siete entidades que carecen de esta certificación, Oaxaca destaca, enfrentándose a un desafío urgene para asegurar la calidad sanitaria de su carne.
Actualmente, la entidad se apoya en apenas cuatro establecimientos privados de sacrificio, con una capacidad mensual limitada que resulta insuficiente para la demanda.
Esta limitación se traduce en la sobresaturación de 11 municipios que sacrifican mensualmente miles de cabezas de ganado bovino y porcino, superando la capacidad de estos establecimientos.
Esta realidad expone un riesgo potencial para la salud pública y pone en entredicho la calidad de la carne que consumen las familias oaxaqueñas.
La promesa de la operación de rastros TIF en regiones clave como la Costa y el Istmo de Tehuantepec ha sido recurrente en discursos gubernamentales durante más de una década, sin materializarse en acciones concretas.
Esta falta de acción ha dejado a la población vulnerable, adquiriendo carne sin los controles mínimos de sanidad en mercados públicos y vendedores ambulantes, una situación preocupante que demanda una pronta solución.
La apertura de rastros certificados no solo beneficia a los consumidores al garantizar la calidad de la carne, sino que también brinda una oportunidad para los productores locales.
La posibilidad de demostrar la calidad de la carne producida en Oaxaca podría abrir puertas a mercados más exigentes, incluso en el ámbito de la exportación, generando un impacto positivo en la economía regional.
Las demandas de organizaciones no gubernamentales han sido claras al exigir un control más estricto en la venta de carne y la construcción de rastros certificados, señalando la urgencia de evitar problemas de salud pública.
La venta constante de carne de origen incierto, ya sea en tiempos específicos como la temporada de mariscos o de forma clandestina durante todo el año, representa un peligro latente que requiere regulación y control.
Las autoridades sanitarias y los gobiernos municipales deben actuar de manera proactiva, llevando a cabo operativos para sancionar la venta irregular de carnes en mal estado.
Además, se hace imprescindible que los diputados locales asuman su responsabilidad legislativa para regular la venta de carne en los rastros públicos, protegiendo así la salud y los derechos de los consumidores.
En esta coyuntura crítica, se insta al Congreso local a tomar medidas urgentes para establecer regulaciones efectivas que aseguren la calidad y procedencia de la carne en los mercados públicos, protegiendo a la población oaxaqueña de los riesgos asociados con el consumo de productos cárnicos de dudosa procedencia.
La intervención de la Procuraduría Federal de Protección al Consumidor y las autoridades sanitarias se vuelve imperativa, llevando a cabo operativos rigurosos para sancionar a aquellos que pongan en peligro la salud pública al comerciar con productos cárnicos en condiciones insalubres.
La implementación de rastros certificados y una regulación efectiva en la venta de carne son pasos ineludibles para salvaguardar la salud de los consumidores oaxaqueños y para promover un sector cárnico de calidad, aportando al desarrollo económico y fortaleciendo la confianza en la procedencia y sanidad de los productos cárnicos disponibles en el mercado local.